El síndrome del impostor también tiene mucho que ver con la comparación. En marketing digital lo veo a diario: marcas o emprendedores que se paralizan porque sienten que “otros ya lo hacen mejor”. Pero lo cierto es que tu historia y tu enfoque son lo que te diferencian.
Colegas.
Para conectar con los primeros clientes, lo más poderoso es comunicar desde la autenticidad: contar por qué haces lo que haces y cómo tu producto o servicio mejora la vida de tu público. No es vender, es conectar.
Un consejo práctico: en lugar de obsesionarte por atraer a todos, construye una pequeña comunidad que te crea y te recomiende. Esa conexión emocional inicial puede ser más fuerte que cualquier campaña pagada. Con el tiempo, tu seguridad crece cuando ves que la gente responde a tu propósito, no a tu perfección.